Don Hugo
¿que será de el?
Recuento de su carrera y comentarios sobre su posible futuro.
Héctor Hugo Sotomayor Quiroz, conocido como Don Hugo por toda la comunidad liceana, posee uno de los nombres más pronunciados a lo largo no solamente de nuestro liceo, sino que también de variadas instituciones educacionales en Rancagua, y que, tanto para aquellos que tienen una edad por debajo de la de él como para algunos de sus pares, adquiere un aire paternal y se convierte en un símbolo tantos de rigidez y autoridad como de simpatía y cariño. Él es el hombre al cual acuden tanto alumnos como profesores al necesitar un permiso, un pase o, simplemente, un “perdonazo”. Dicho esto, y por todo lo anterior, solo queda mencionar que no hay mayor merecedor del siguiente reconocimiento que él.
Nacido en 1948, el carismático Don Hugo empezó haciendo clases en el Liceo Óscar Castro en el año 1970, al ser llamado para asumir las clases de Matemáticas y de Física por el Director de aquellos años, mientras seguía asistiendo a clases de Pedagogía en su área en la Universidad. Tenía 22 años. Luego de los dos primeros años educando en nuestro Liceo, azotó el Régimen militar de Augusto Pinochet, por lo que Don Hugo tuvo que irse a otras instituciones de nuestro Rancagua, para poder subsistir. Lo anterior se explica por la baja cantidad de profesores de su asignatura en la región. Durante esta época, trabajó como mecánico, soldador, entre otros empleos forzados, debido a los malos pagos que fueron ocasionados por la decreciente economía chilena de la época, eso sí “sin dejar de hacer clases”, como nos explica el ya mencionado.
En esta etapa, decisiva en la historia de nuestro país, Don Hugo, junto con otros miembros del colegio de profesores, formó la GECH: el Gremio de Educadores de Chile. La causa de esto fue la designación de no solo el presidente del colegio de profesores, sino que de toda la parte directiva de este, por parte de Augusto Pinochet. Es decir que el colegio estaba siendo controlado por el gobierno. Por lo anterior, el principal objetivo que tenía el Gremio era “hacer democracia en dictadura”, nos comenta Don Hugo, y es que dentro de este, los profesores hacían elecciones democráticas con tal de elegir a sus representantes. “Debido a esto, siempre había un auto estacionado cerca de mi casa”- nos cuenta, explicando además que la DINA/CNI estaba procesando a los miembros del Gremio. “Querían saber quiénes éramos y qué hacíamos”, indica.
Con dos recursos de amparo, Don Hugo viajaba de “aquí para allá” dando charlas y visitando a miembros del Gremio para conversar temas relacionados con la asociación de la cual era dirigente y con el estado de la política de aquellos años. “Luego de terminar nuestras jornadas laborales, por allá por las seis de la tarde, nos reuníamos todos allá en Punta de Tralca a hacer política”, explica Don Hugo. Y así pasaron los años, veintisiete largos años en los cuales ocurrieron muchísimas cosas, tanto buenas y dignas de evocar con regocijo y alegría, como malas que quizá se eviten recordar. Entre lo malo, Don Hugo nos cuenta que, unos quince días después de haberse reunido para hacer un petitorio de la carrera docente, “el primero”, como nos cuenta Don Hugo, encuentran a tres miembros del Gremio degollados en el centro de Rancagua, luego de haber sido procesados por personal de carabineros, los cuales, además, habrían cometido la acción mortal en contra de los occisos. “Los recuerdo con mucho dolor”, nos dice Don Hugo, y explica que “para el Régimen anterior, nosotros éramos comunistas” aclarando que sus ideales son radicales y que inclusive fue dirigente del Partido Radical en sus años. Es importante aclarar que lo anterior no se menciona con el fin de generar morbo, sino que con el objetivo de poner en evidencia el peligro por el cual pasó Don Hugo al defender sus ideales durante un período cerrado a un par de ideologías designadas por el Régimen. “Lo único que queríamos la mayoría de profesores, era hacer clases en el Óscar Castro –dice-, porque había un grupo de amigos y el ambiente era óptimo para hacer clases”. Por lo que, terminando el período dictatorial, y tras el regreso de la democracia en el año 1990, Don Hugo vuelve al Liceo para hacer clases.
La primera instancia en la que Don Hugo se ve inmiscuido en el papel de inspector dentro del Liceo, se da en el año 2006, cuando le toca reemplazar a uno de los inspectores de aquellos años por algunas semanas, pero es en el año 2008 cuando ya asume el cargo de Inspector General de forma definitiva, tras la renuncia del inspector que tenía el puesto en esa época, y desde ese momento, llegamos a la actualidad. Don Hugo ha sido Inspector General en nuestro liceo por más de una década, una década cargada de cambios de todo tipo, y, por sobre todas las demás cosas, de recuerdos y emociones, por lo que él mismo nos cuenta. “Aquí me ha tocado ver de todo, desde presenciar nacimientos y momentos de inmensa felicidad, hasta tener que ver a alumnos fallecer prácticamente en mis brazos”, nos dice el tata.
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